Pasado, presente, futuro.
Desde nuestra conformación como agrupación estudiantil en 2010, quienes integramos El Pliegue venimos trabajando fuertemente –y tras haber ganado nuevamente la representación por la mayoría del claustro estudiantil en 2012, seguiremos haciéndolo– en pos de objetivos políticos y académicos definidos que, encarados a través de proyectos y medidas concretas, responden a un mismo espíritu: el de democratizar el acceso a nuestras posibilidades formativas y profesionales, expandir las condiciones de habitabilidad de nuestros espacios, y abrir nuestra carrera y nuestras prácticas hacia la conexión con otrxs actores sociales.
El apoyo electoral que nuestrxs compañerxs volvieron a otorgarnos a fines del año pasado no significó para nosotrxs un “premio”, sino la ratificación de que debemos seguir trabajando. De más está decirlo: no lo hemos hechosolxs, somos parte de una comunidad política transversal y plural que, a diferencia de lo que puedan opinar otros espacios, nos permite pararnos frente a los problemas y los obstáculos de forma más firme, más seria. Es por ello que los logros obtenidos no hubieran sido posibles sin una adecuada articulación con lxs representantes de los demás claustros que componen la Junta Departamental (mayoría de graduadxs y minoría de profesores), así como con la Dirección del Departamento ejercida por la Dra. Mónica B. Cragnolini, quien, durante los dos últimos años, garantizó algo que nuestra carrera echó de menos desde el retorno de la democracia: la apertura de un espacio hospitalario de trabajo de cara al claustro estudiantil.
Consecuente con el sentido político de lo ya realizado, El Pliegue sólo podía acompañar una candidatura que asegurara la continuidad del modelo de gestión anteriormente mentado, que impulsara la profundización de las transformaciones que se han realizado desde entonces y asumiera el compromiso de apoyar la realización de aquellas que han quedado en la agenda política. Por ello, para ser fieles a nuestra historia y a nuestro electorado, es que votamos a favor de la Dra. Claudia T. Mársico, integrante del claustro de graduadxs. Es importante detenernos sobre este punto: se trata de una elección sin antecedentes en el Departamento de Filosofía, que entendemos como una victoria más en torno a la siempre buscada democratización de los espacios institucionales de nuestra facultad. (Click aqui para ver Plan de gestión)
De resistencias e indiferencias, o: crónica del abstencionismo.
En la pasada reunión de Junta (click aquí para descargar el audio) y ante nuestra sorpresa, todxs lxs representantes votaron a favor de la candidata, a excepción de Ágora (la minoría estudiantil conformada por La Juntada, 400 Golpes/Cauce y Estar siendo), la cual, repitiendo el obrar de la minoría constituida en 2010 (Asamblea en Filosofía, compuesta por el Plenario de Izquierda y –nuevamente –por 400 Golpes/Cauce y La Juntada), se abstuvo en este momento de suma importancia en lo que a los intereses de nuestro claustro se refiere. En vistas a este déjà vu ya experimentado por El Pliegue y a que lxs compañerxs de la minoría estudiantil no hacen más que reivindicar su constante obrar político por abstención hasta en los momentos más críticos, hemos decidido difundir las siguientes líneas, escritas cuando el amargo sabor de esta sorpresiva abstención todavía no nos ha abandonado.
Para aquellos que no lo recuerdan, Asamblea en Filosofía se abstuvo 34 veces en su período como minoría estudiantil (2010-2012). De todas sus abstenciones destacamos dos: la abstención en la elección de la Directora Mónica Cragnolini y la épica abstención el 29 de junio de 2012 en la declaración de repudio al golpe en Paraguay que realizó el Departamento (bajo el pretexto de no haberlo podido discutir con anterioridad en la última asamblea que habían tenido). Así, se evidenció con el tiempo que esta desresponsabilización escondía, cuanto menos, un no atreverse a pensar otras formas de acción política, o peor aún: lindaba con ser funcional a intereses ajenos a los que se supone representaban.
Del mito liberal al trabajo institucional.
Con estos antecedentes en mente, nos proponemos un objetivo muy claro: escapar al esteticismo más cínico respecto del quehacer filosófico y nuestras prácticas en la Universidad. Ello implica, a fin de no vernos obligadxs exclusivamente a la mera aceptación o a la mera oposición, un no totalizar lo dado para poder entonces trazar distinciones y reconocer matices. En este sentido, sostenemos que la elección histórica de una Directora proveniente del claustro de graduadxs, con un Plan de Gestión que se demuestra pensado –también– por estudiantes, comprometido con la apertura propiciada desde 2010 y centrado en problemáticas de nuestro claustro largamente adeudadas (en definitiva, un programa auspicioso: adjuntamos dicho Plan de Gestión a este mail), debía ser acompañada con una intervención clara por parte de nuestro claustro, dado que este acontecimiento no nos resulta indiferente.
Consideramos que hay que afrontar la superficialidad de algunos aislamientos autoimpuestos para poder responder en términos políticos a cuestiones que, si bien aparecen como administrativas y revestidas de academicidad son, en su esencia, políticas. Por ello sostenemos que el abstencionismo crónico sirve en realidad de justificación para que distintos actores se escuden en posicionamientos de índole liberal, negándose con ello a asumir la responsabilidad del mundo en el cual se inserta la institución, del cual depende y al cual dona sus aportes en investigación y docencia. Sin embargo, como representantes estudiantiles es inevitable, tarde o temprano, intervenir públicamente. Por ello, ante las ficciones liberales instaladas, desde El Pliegue nos cabe responder la pregunta: ¿qué proponemos y qué solicitamos a las demás agrupaciones?
Simplemente, trabajo institucional. El tipo singular de subjetividad autonomista, abstencionista, se caracteriza por posicionarse ante la Universidad pública como un agente exógeno cuyo comportamiento general obedece a mecanismos de uso, consumo y reclamo. En ese sentido, resulta necesario no solamente generar un vínculo más orgánico que logre desmontar esa barrera de denegación frente a lo institucional, sino además incorporar a esto el punto de vista del trabajo, la subjetivación a partir del trabajo. Con “trabajo institucional” buscamos resaltar los dos elementos que permitirán recuperar el espacio de los estudiantes en la creación y el diseño de políticas públicas, a la vez reparando y transgrediendo los lazos institucionales establecidos.
No se trata ya de un proceso de articulación y satisfacción de demandas, sino de gestión política. Esto no supone dejar de lado la acción gremial, sino incorporarla a un punto de vista más integral. Creemos que ante la caducidad del ideal de autonomía para pensar la Universidad lxs estudiantes pueden desplazarse desde la lógica dominante del reclamo, la resistencia, la demanda y finalmente la indiferencia, hacia una lógica del trabajo en y para el espacio que habitamos junto a nuestrxs compañerxs. En ese movimiento se recupera no solamente la articulación del nivel gremial de nuestro claustro sino también la participación específica en el gobierno tripartito de la Universidad.
En este sentido, señalamos que la responsabilidad que asumimos al proponer efectivizar en un período concreto (2014) una reforma del Plan de Estudios que no sea sólo cosmética se cristaliza en el impulso que hemos dado a la anterior gestión y que exigimos a la actual: una gestión que debe focalizar instancias de debate sobre el serio problema de deserción que afecta a nuestra carrera y sobre el perfil del graduadx unívocamente producido. Ante esto, reconocemos que encarar una instancia de reflexión honda implicará muchísimo trabajo. No obstante, sostenemos que nuestra participación como representantes estudiantiles al momento de redactar y difundir los Manuales del Ingresante y de Ingreso a la Docencia en la Provincia de Buenos Aires; el haber creado y organizado las Jornadas de Estudiantes de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires; nuestra participación en la ampliación de la planta docente, que posibilitó el desdoblamiento de cátedras y la apertura de la banda horaria matutina; además de la instanciación de seminarios de verano y del récord de seminarios dictados, que generaron una inédita pluralidad temática; todo ello se enmarcó en una clara iniciativa de inclusión del estudiante que apunta decididamente y con fuerza en dirección a las metas propuestas, en tanto y en cuanto todas eran necesidades de nuestro claustro largamente olvidadas o silenciadas, pero que ahora, materializadas, se pueden aprovechar como derechos adquiridos que comprometen a una lucha por su sostenimiento en el tiempo.
Entonces: ¿Qué proyecto político estamos presuponiendo y pensando? El proyecto universitario al cual nos referimos no puede sino ser pensado como espacio de participación y de apertura por quienes integran y viven en la Universidad; esto es, lxs estudiantes, quienes son pasibles de hacerse cargo del territorio que habitan, de la relación entre la institución y un “afuera” que decididamente no es ajeno a la misma, y de las reivindicaciones que como claustro mayoritario deben promover con un rol activo y protagónico.
Desde El Pliegue buscamos, tras estas líneas, reasumir el compromiso con nuestro claustro, un compromiso anclado en un trabajo concreto que fue revalidado en las urnas. Por ello, y siempre con la mira en dicho proyecto, es que despedimos con agradecimiento a la Dra. Mónica Cragnolini y damos la bienvenida y celebramos la elección de la Dra. Claudia Mársico. Como representantes de todxs lxs estudiantes, impulsados por el voto de la mayoría –y ese es el mandato que reconocemos–, entendemos que nuestro compromiso no puede deslindarse de una consigna que por básica pareciera quizá conspicua: nos eligieron para que trabajemos.
Mayoría Estudiantil en la Junta del Departamento de Filosofía