Hace un año afirmamos que era "necesario intervenir efectivamente sobre la vida de nuestra carrera". Desde el comienzo del 2011, El Pliegue es la representación por la Mayoría en la Junta Departamental (JD) de la carrera de Filosofía. En este corto período renovamos y garantizamos el espacio de la JD como instancia capaz de articular y resolver las necesidades, novedades, proyectos estudiantiles y de la comunidad filosófica en general. Entendimos que reparar la institucionalidad del órgano de gobierno de nuestra carrera suponía además y sobre todo recuperar la participación política de nuestro claustro. En este sentido, el peso que hoy tienen los estudiantes en la gestión es innegable, no sólo determinando las políticas que definen la vida de nuestra comunidad sino, además, promoviendo la apertura del Departamento de Filosofía a todos los estudiantes. Desde nuestro espacio de representación hemos demostrado que el trabajo en la JD es un compromiso político con la potencia de la reinvención y la renovación de la institución.
Mientras desde otros espacios la política es reducida al reclamo, la obstaculización y la difamación, nosotros entendemos que esta tarea requiere principalmente trabajo. De otra manera se corre el riesgo de operar como si la educación fuese un bien de consumo, no lo saben pero lo hacen. De confundir el rol del Estado Nacional como garante de la educación pública y gratuita con una empresa prestataria de servicios que debe satisfacer la demanda arbitraria de sus clientes, no lo saben pero lo hacen. Esta dinámica, que se ha reproducido no sólo al interior de nuestra carrera sino en todos los ámbitos de gobierno de nuestra facultad, termina definiendo la actividad política de nuestro claustro a partir de una simple contraposición con el trabajo ajeno, reduciendo su potencia, subsumiéndola a una lógica cuasi-parasitaria de lo político. Así, se sigue dilatando la construcción del nuevo edificio en pos de proyectos imposibles o se reducen las becas destinadas a los estudiantes que realmente las necesitan en pos de satisfacer los mal tramitados complejos de clase de algunos que no.
Cada vez que lo político queda atrapado en un formalismo pueril se está desperdiciando la posibilidad de hacer una diferencia. El aumento del presupuesto educativo al 6% del PBI por parte del Gobierno Nacional se tradujo en la creación de nuevas universidades nacionales, en la financiación de la formación de miles de graduados y estudiantes, de cientos de proyectos de investigación y extensión... Vivimos en un contexto de excepcional potencialidad que corresponde (y es necesario) aprovechar. En medio de la lógica de la obstaculización y la improductividad, nosotros hemos sostenido mediante el trabajo conjunto y el consenso una política de escucha atenta a nuestras inquietudes como estudiantes alentando su consecuente proyección a la labor política cotidiana, siempre en vistas a una apertura consciente de las necesidades reales de la institución y sus integrantes.
Creemos que es necesaria una representación estudiantil que esté a la altura de lo que requiere la institución. Es decir, que además de pensarse en la singularidad de su ser estudiante logre asumir su rol fundamental en las instancias de gobierno de la universidad. La repolitización del claustro que vive nuestra carrera debe poder traducirse a todos los estudiantes de nuestra facultad instalando el trabajo como una instancia de subjetivación política. Eso no supone una gestión de la miseria sino la reactivación de los aparatos de gestión de lo público, y no necesariamente su reproducción sino reinvención acorde al devenir de lo vital. Estamos demostrando desde nuestra representación en la JD que eso es posible.
Nos encontramos con una carrera aislada, dividida en estamentos de clase, que atomísticamente iba detrás de una idea de la filosofía como reproducción de lo dado. En estos 6 meses de gestión, hicimos de las Jornadas de Adscriptos y Becarios, reservadas a unos pocos estudiantes de elite, las primeras Jornadas de Estudiantes de Filosofía, que no sólo permiten la participación de todos los estudiantes de filosofía del país, que no sólo están organizadas de principio a final por los propios estudiantes, sino que se constituyen concibiendo la filosofía como producción, invención, creación. Creamos reales y verdaderas instancias de socialización de la información, publicando informes detallados de las reuniones de JD y la grabación de las mismas, y haciendo llegar la mayor cantidad de información posible sobre actividades, becas, proyectos, publicaciones. Reformamos el Reglamento de Selecciones Internas del Departamento de Filosofía, con una comisión evaluadora con igual representación por claustro (2 estudiantes, 2 graduados y 2 profesores) a fin de reducir al mínimo cualquier posible arbitrariedad en el ingreso a la docencia en nuestra carrera. Apoyamos la creación de nuevos puntos de encuentro entre estudiantes, graduados y profesores, como los ciclos de Territorios de la Filosofía o el Taller de Escritura. También promovimos desde el Departamento la construcción e implementación de una encuesta que nos permitió diagnosticar las necesidades y los problemas, en torno a horarios y posibilidades de cursada, en función de variables que nos afectan directamente como claustro para mejorar la calidad de nuestro habitar la carrera.
Pero todavía queda muchísimo más por hacer. La decisión de participar de las elecciones de Consejo Directivo (CD) nace de la profunda convicción de que nuestra experiencia se puede compartir. El Frente Universitario Popular (FUP) encarna la convergencia de diversas experiencias al interior de la FFyL que tienen en común un proyecto político académico de reparación de la institucionalidad y recuperación del lugar de los estudiantes en el gobierno tripartito de nuestra universidad. Es en el CD donde corresponde tramitar no sólo la cotidianeidad administrativa de nuestra carrera (nuevas designaciones, asignaciones de renta, financiamiento de actividades filosóficas) sino más aún muchas de nuestras ideas (la reforma del plan de estudios, las prácticas sociales educativas, la gestión política necesaria para aumentar las horas de filosofía en el nivel medio). Queremos, en efecto, un plan de estudios que pueda pensar a la filosofía como producción (que más allá de la reproducción de miradas ajenas, se permita crear conceptos y posibilidades), queremos una carrera que pueda vincularse realmente con el resto de la sociedad (que en lugar de confundir trabajo de extensión con turismo social, pueda aportar crítica e invención a los problemas de nuestro país), y queremos las mejores condiciones posibles para el ejercicio de nuestra profesión (que puede y debe ejercerse en numerosos ámbitos más allá del académico). Es por esto que, en estas nuevas elecciones junto al FUP, esperamos poder dar un paso más hacia la transformación de la filosofía en Argentina, que tiene el derecho a encontrar lo que es y todo lo que puede ser.